El arzobispo «cometió una falta contra el sexto mandamiento», explicó Francisco. «Se trata de una falta parcial: pequeñas caricias y masajes a su secretaria». Se trata de un episodio de hace diez años, cuando no era arzobispo, y del que Aupetit había informado a su predecesor.
Según Francisco, «estos pecados de la carne no son los más graves, sino la soberbia y el odio». Además precisó que este «pecado de la carne» tampoco ha sido el motivo de la renuncia. En este sentido, recordó que Pedro, el primer Papa, cometió un pecado aún más grave al renegar de Cristo, pero que a pesar de esto los cristianos lo acogieron como obispo. «En aquel entonces era una Iglesia normal y humilde, acostumbrada a sentirse pecadora. Se ve que nuestra Iglesia no está acostumbrada a tener un obispo pecador», añadió.