El arzobispo «cometió una falta contra el sexto mandamiento», explicó Francisco. «Se trata de una falta parcial: pequeñas caricias y masajes a su secretaria». Se trata de un episodio de hace diez años, cuando no era arzobispo, y del que Aupetit había informado a su predecesor.
Según Francisco, «estos pecados de la carne no son los más graves, sino la soberbia y el odio».