Túnez y Argelia, segunda y tercera mejor selección de África según el ránking de FIFA, disputan mañana en el estadio Al Bayt de Doha la final de la Copa Árabe de Fútbol, un torneo menor creado en 1963 y que en esta edición la FIFA ha organizado por primera vez en su historia como banco de pruebas para el Mundial de Catar 2022, que se celebrará en las mismas fechas.
Una experiencia que el presidente del máximo organismo del fútbol internacional, Gianni Infantino, ponderó días atrás como muy positiva, convencido de que el controvertido «mundial de invierno» tendrá una gran aceptación y un impacto que contribuirán al desarrollo nuevos modelos que amplíen la globalidad del fútbol.