Miles de profesionales de este sector salieron este jueves a las calles de Bruselas para dejar claro su rechazo a una reforma educativa que, unida a la crisis derivada de la pandemia, ha alargado sus horarios de trabajo, ha multiplicado sus tareas diarias y sobre todo ha añadido muchos más alumnos por clase. Los trabajadores de los centros están cansados y alertan de que lo sucede hoy en Bélgica pasará mañana en el resto de Europa.
«No podemos más», confesaba una profesora. «Lo damos todo por nuestros alumnos, lo damos todo frente al ordenador, intentamos atender las preguntas, las ausencias y las enfermedades. Pero estamos cansados».
«Tenemos clases demasiado grandes, con niños con necesidades especiales a los que tenemos que ayudar», recordaba otra manifestante. «Niños que necesitan apoyo mientras el resto de la clase hace otra cosa. Mi primera reivindicación es reducir el número de alumnos por clase».
La última manifestación similar por parte de los profesores tuvo lugar en 2011, hace más de 10 años. Pero esta vez la rabia es mayor, con todos los sindicatos apoyando la protesta.