Al mando de sus tractores, los granjeros holandeses han tomado esta semana carreteras de Países Bajos y han bloqueado centros de distribución en protesta por el previsible cierre de granjas para reducir emisiones de nitrógeno. Esta crisis, que afectará además a la aviación o la construcción, pone a prueba al gobierno de Mark Rutte y se ha extendido a otros países como Alemania.
De momento, las protestas han causado interrupciones limitadas y han dejado algunos estantes de los supermercados casi vacíos, pero sobre todo están provocando mucha preocupación en el Parlamento holandés, de receso desde ayer viernes, y en el Ejecutivo, puesto que la solución parece difícil.
El gobierno destina 24 mil 300 millones de euros a medidas para reducir para 2030 las emisiones totales de compuestos de nitrógeno en un 50% y en hasta un 75 % en las reservas naturales protegidas. Las provincias holandesas tienen un año para elaborar planes detallados para reducir granjas y ganado. Los Países Bajos son el segundo mayor exportador de productos agrarios del mundo, después de los Estados Unidos. Sus productos más conocidos son las flores, el queso, los tomates, las verduras y hortalizas.