El Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y su homólogo argentino, Javier Milei, han emergido como aliados estratégicos en la visión internacional que Donald Trump busca consolidar durante su segundo mandato. Ambos líderes, conocidos por sus estilos de gobierno disruptivos y por desafiar el status quo, fueron invitados a la ceremonia de investidura de Trump, marcando una inédita inclusión de mandatarios extranjeros en un evento tradicionalmente doméstico.
La invitación es vista como un gesto de afinidad ideológica y un respaldo político por parte de la Casa Blanca hacia los mandatarios latinoamericanos, quienes comparten posturas en temas como seguridad, economía y rechazo al globalismo.
Nayib Bukele ha ganado notoriedad internacional por su enfoque implacable en la lucha contra el crimen, logrando una drástica reducción en los índices de violencia en El Salvador. No obstante, su uso del estado de excepción y las reformas penitenciarias han generado críticas de organismos de derechos humanos. En la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), Bukele reforzó su postura contra el globalismo, un mensaje que ha calado profundamente entre sectores conservadores en Estados Unidos.
Por otro lado, Javier Milei ha captado la atención por sus políticas libertarias y reformas económicas radicales que han redefinido el panorama en Argentina. Su retórica en favor del libre mercado y en contra del intervencionismo estatal ha fortalecido su conexión ideológica con el entorno de Trump.
La inclusión de Bukele y Milei en este nuevo marco internacional liderado por Trump podría redefinir las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, impulsando una agenda que prioriza el pragmatismo y los intereses comunes.
